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POLERAS.COM: EL BLOG DE ALEXIS IBARRA

Personajes

Guionista de "Lost" revela las claves de su éxito

Desde hace un tiempo estoy aficionado a un par de seriales, un par no más. Mi consumo de TV local es ínfima o casi nula. Pero con un grupo de amigo hemos tomado la (mala) costumbre de reunirnos todos los lunes a ver 24. Nos vamos rotando de casa y de a poco se han sumado más amigos.
Es bien parecido al club de Toby, una comunidad de hombres, cerrada a mujeres, pero también se parecía a cuando Pablo Marmo y Pedro Picapiedra se iban los jueves a los bolos y sus esposas ni chistaban.
Pero habíamos leído que en el mismo horario que 24 iban a dar una serial que estaba causando sensación: "Lost". ¿Qué hacer? Grabar en VHS nos parecía muy arcaico y trabajoso el andar pasándose el cassette de un lado a otro.
Poco tiempo pasó para que nos dieramos cuenta que en la red estaban los capítulos. Los fueimos bajando de a poco, pero pornto nos fuimos engolosinando. En pocas semanas ya estabamos más adelantado que las emisiones locales y nos encontrabamos a la par que el televidente estadounidense. Todo gracias a versiones extraidas de emisiones de alta definición HDTV y grupos de aficionados que trabajan colaborativamente para traducir los subtítulos en una tarde. Parafraseando a Canal 13 ¡Me encanta la red!

Para todos los fanáticos de Lost (ya vamos en el capítulo 21) una videoconferencia del guionista de LOST en la UNIACC y que reporteó nuestro amigggggo Felipe Ossandon, de Emol.

Guionista de "Lost" revela las claves de su éxito
Felipe Ossandón, El Mercurio en Internet

"Vivimos juntos o morimos solos". Ese parece ser el dilema que deben enfrentar capítulo a capítulo los personajes de "Lost", la serie en la que un grupo de sobrevivientes de un accidente aéreo, se ve enfrentado a la tragedia en una isla desconocida y misteriosa.

Es también el argumento central que establecieron los creadores de la serie, a modo de andamio para, a partir de ahí, seguir desarrollando la trama.

De esa forma lo ve al menos Javier Grillo-Marxuach uno de los guionistas de "Lost" y productor-supervisor de la serie, quien ofreció este mediodía una videoconferencia en la UNIACC, donde respondió preguntas de la prensa y los alumnos y donde contó algunos pormenores de este nuevo fenómeno televisivo.

Entre otras cosas, Grillo-Marxuach confesó a los presentes en la videoconferencia, que en el piloto de la serie (programa número cero, que por lo general no es exhibido al público), el personaje de Jack moría a los veinte minutos.

"La gran sorpresa era que venía este hombre, que era tan heroico y todo, pero entonces ¡paf!: muerto", dice Grillo-Marxuach desde una sala de conferencias en Los Angeles, California. "En cierta forma era como hacerle un pequeño fraude a los televidentes ¿no? Eliminar el personaje central al principio".

El guionista agrega que, tomando en cuenta la corta participación que iba a tener el personaje en la serie, los productores habían pensado en Michael Keaton para ese papel. Pero cuando los ejecutivos de ABC (cadena detrás "Lost") vieron el piloto, dijeron: "En realidad no podemos matar al personaje principal en los primeros veinte minutos" y fue entonces que se contrató a Matthew Fox, que era un actor más conocido en televisión y que sí tenía ganas de participar en una serie larga.

El secreto de mi éxito

En el piloto de la serie, Jack moría a los veinte minutos y habían pensado en Michael Keaton para ese papel. Finalmente vivió y el papel lo hizo Matthew Fox.
A juicio de Grillo-Marxuach, "Lost" "es un show de ciencia ficción, que no es un show de ciencia ficción". Es decir, rescata algunos guiños propios del género, pero los maneja de manera distinta para conseguir enganchar a los televidentes.

"Cuando vinieron de ABC a pedirnos que hiciéramos este programa no querían que se tratara de un show de ciencia ficción, es decir, que los personajes no salieran de la isla y se encontraran con, qué sé yo, monstruos con tentáculos y todo eso", explica el guionista. Esto, porque según aclara, la ciencia ficción no es reconocida como un género popular en la televisión y menos para una cadena grande como ABC que está obligada a captar una parte importante de los televidentes cada temporada.

"¿Cómo lo hacemos entonces para que el show sea verosímil?", se pregunta a sí mismo Grillo-Marxuach, y de inmediato responde: "Por ejemplo, en el caso del monstruo, no lo mostramos. Es una cosa misteriosa, que no se ve. Y así evitamos que pase lo que todo el mundo espera que pase cuando se sienta a ver un programa de televisión".

Pero más allá de eso, para él la serie es más que nada "un estudio de personajes bien intenso". Y en eso radica a su juicio el impacto que ha tenido en los países donde ha sido exhibida.

"Hay misterios en la isla, hay cosas extrañas que están pasando y todo, pero al fin y al cabo, y yo espero que éste sea el motivo por el cual el programa le gusta tanto a la gente, es que la serie se trata de conflictos individuales. Es por eso que en cada episodio nos enfocamos en un personaje solamente y estudiamos la vida de esa persona. Esto no quiere decir que no vayamos a profundizar en los misterios, o que los misterios no existan o que no tengan que ver en gran parte de lo que estamos haciendo, pero al mismo tiempo es muy importante para nosotros que la serie se trate de personas y que ustedes como televidentes se enamoren de esa gente y que les importe lo que les va a pasar a ellos. Porque por más misterios que tengamos, y por muy buenos que sean los misterios, si los personajes no importan, la serie deja de ser interesante".

Lo que viene

A juicio del guionista, es Kate, en la foto, quien tiene el mejor conflicto de la serie.
A pesar de que los productores y guionistas tenían una idea bastante clara de lo que querían hacer, según Grillo-Marxuach la serie en general se ha ido desarrollado en el camino, a medida que avanza.

Y no sólo eso. El proceso de reunir al elenco se fue desarrollando muy a la par con el proceso de escritura, lo cual es un hecho bastante inusual en la industria.

Según explicó, la primera temporada (que es la que se está exhibiendo en Chile), está centrada en el personaje de Jack, que lucha contra sí mismo por su incapacidad para liderar esta comunidad de sobrevivientes. Ése es su conflicto interno. Pero eso, según explica Grillo-Marxuach, va a llegar hasta cierto punto "y cuando lleguemos al final de la primera temporada, va a haber un clímax acerca de eso".

A modo de adelanto, Grillo-Marxuach anunció que hacia el final de la primera temporada va a entrar un personaje nuevo que es un maestro de escuela superior, y que será un personaje que tiene un aspecto distinto al resto de los personajes de la serie.

¿Y de dónde van a sacar un nuevo personaje si se supone que están todos aislados en una isla desconocida? Pues del resto de los sobrevivientes. Porque como bien saben los seguidores de “Lost”, hay 48 sobrevivientes del accidente aéreo, pero sólo catorce son los protagonistas que participan directamente del argumento.

En ese sentido el guionista confesó que el resto de los 34 sobrevivientes que en la serie andan "por ahí", les sirve como un banco desde donde pueden sacar personajes cuando la trama lo requiera.

Con respecto a los criterios que se usaron para elegir las nacionalidades o etnias de los personajes (en el casting es posible encontrar coreanos, afroamericanos, latinos, iraquíes, entre otros), el guionista explicó que todo había surgido de manera bastante espontánea. "Queríamos que la serie tuviera un elenco internacional, que reflejara un poco la diversidad étnica en Estados Unidos y a la vez que la serie tuviera un poco de gusto internacional y que no fuera sólo un grupo de norteamericanos anglosajones en un avión. Creo que finalmente fue una evolución orgánica basada en lo que estábamos escribiendo en ese momento".

Si bien la conversación avanzó de manera distendida y cordial, hacia el final el guionista recibió rechiflas y abucheos de los presentes (en broma, por supuesto) cuando el guionista habló del inminente romance entre Shannon y Sahid (que aún no se ha visto en Chile) y también cuando adelantó una muerte entre los personajes principales.

Pero siguiendo con los misterios y enigmas que rodean la serie, no quiso adelantar quién será el infortunado que dejará esta extraña isla y este heterogéneo grupo de personajes.

Michael Chabon, superhéroes en las ligas mayores

Michael Chabon, superhéroes en las ligas mayores Por Francisco Ortega
El nombre de Michael Chabon probablemente no le diga nada a nadie. Salvo a los seguidores de la nueva generación de escritores gringos y a los que se detuvieron en el documental que incluye la edición en DVD de “El Protegido”. Chabon aparece junto a Frank Miller y otros autores hablando sobre la función del superhéroe en la construcción de una moderna mitología popular. Y mucho de lo que dice no deja de ser decidor. De partida (y a modo de ejemplo) que más que “La Guerra de las Galaxias” y “El Señor de los Anillos” son los Superhéroes la real y más universal de las mitologías populares creadas en el siglo XX. Panteón multicolor y milagroso, heredero de la literatura masiva gringa de los años 30, que por más de 60 años han hecho historia, sumado dólares y fanáticos. Batman y Spider-Man son nuestros personales Robin Hood y Gulliver. Y Alan Moore y Frank Miller nuestros contemporáneos mitopoetas. La Biblia dice que existe un solo mediador entre el mundo de los cielos y el de los hombres: Jesucristo. Pues Chabon agrega otro: Superman. Es cierto que su tesis no tiene nada de otro mundo y que gente como Umberto Eco (en “Apocalípticos e Integrados”) hacía tiempo la habían tratado. Pero la gracia es que Chabon la hace desde la perspectiva no del análisis semiótico y lingüístico, sino de la del fanático, del seguidor y el coleccionista. Que de ahí la lleve al mundo de las bellas letras, esa es otra cuestión.

Para presentar a Chabon, lo mejor es hacerlo comparándolo con Kevin Smith, cineasta con el cual este escritor comparte tanto en común como de diferente. Michael Chabon es como Kevin Smith pero académico y culto. Donde Smith es cultura pop, Chabon es cátedras universitarias. Donde Smith es light, Chabon rebosa peso intelectual. Donde Smith es un MacDonalds, Chabon es alta gastronomía. Es que Chabon nació entre cómics. Su abuelo tuvo un pequeño imprint (editorial), pero hizo mejor carrera en los 40s como escritor y dibujante de Charlton Comics, la propietaria de personajes como Blue Beetle y Captain Atom que fue finalmente adquirida por DC y que estuvo a punto de ser relanzada por Alan Moore en 1985 en un proyecto llamado “Nobody Heroes” que finalmente vería luz con el nombre de “Watchmen”. El mismo ha a dicho que su educación literaria le debe más a Stan Lee y a Will Eisner que a Fitzgerald, lo que no deja de ser curioso viniendo de un tipo que ha sido comparado con Mark Twain y otros grandes autores de la historia literaria norteamericana.

Chabon estudió literatura en la Universidad de Pittsburg y se graduó con una novela llamada “Los Misterios de Pittsburgh”, una historia en la que el entonces joven escritor dio rienda suelta a su obsesión con el clásico género de las aventuras pero contado en códigos modernos. Una peculiar mezcla entre Robert Louis Stevenson (“La Isla del Tesoro”) y Bret Easton Ellis (“American Psycho”) que lo hizo ganarse la atención de la crítica y el público. Ovaciones que se doblaron con el libro que vino después: “Wonder Boys” (“Chicos Prodigiosos”), novela que sería llevada al cine por Curtis Hanson y que acá conocimos como “Fin de Semana de Locos”, donde Michael Douglas y Tobey Maguire se lucieron en una relación de héroe y sidekick en el mundillo de los escritores. Aunque hay que aclararlo, en la película de Hanson se nota mucho menos este coqueteo con el cómic que si hay en la novela. De partida, su título original, “Wonder Boys” (“Chicos Prodigiosos”, Anagrama, 2000) deja mucho más patente este velado homenaje. En el libro el personaje de Tobey Maguire era el Robin, el Wonder Boy, del escritor que cubrió Douglas, lo mismo que este lo había sido antes de un autor de novelas baratas de ciencia ficción, pulp y comics, personaje que no aparece en la película. Lástima.

Tras la publicación en Estados Unidos de “Wonder Boys”, Chabon redactó un guión de los “X-Men” para Brian Singer, screenplay que al contrario que el que finalmente vio a la luz estaba basado en la etapa más clásica de Chris Claremont pero ambientada en la primera era de los “Uncanny X-Men”, la Stan Lee y Jack Kirby. Aparte de ser un cuento de superhéroes, el libreto construía en una segunda lectura una hermosa historia de amor entre un inválido (Cyclops) y la chica más bella del baile (Jean Grey). De Wolverine había más bien poco, así que fue bastante lógica la decisión de los productores de desechar el trabajo por uno con más acción. A modo de dato, si a alguien le interesa leer este screenplay, está disponible en inglés junto a un ensayo titulado “X-Men and I” en el sitio oficial de Chabon (www.michaelchabon.com).

Aparte de “Chicos Prodigiosos”, para el 2000, Chabon tenía firmado dos libros de relatos: “A Model World and Other Stories” y “Werewolves in ther Youth: Stories”, pero faltaba el broche de oro de su carrera. El que cómics mediante llegó el 2001.

Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay

Contrario a otras artes narrativas y manifestaciones culturales y sociales como el cine, la literatura y los deportes, el cómic muy pocas veces ha sido homenajeado por sus iguales. Hay novelas sobre música y cine, hay canciones sobre cine y libros, hay cine sobre deportes y escritores, pero películas, novelas y canciones acerca de cómics poco y nada. Salvo notables excepciones (“El Protegido”, “Donnie Darko”, “Las Aventuras de los Asombrosos Altar Boys” –estas últimas sólo en DVD-) son escasas las ocasiones en que el mundo de las historietas ha sido reflejado en otras manifestaciones artísticas y culturales. Sin embargo en este caso parece cumplirse eso que dice que de lo bueno mejor poco.

Aparecida a principios del 2001, “The Amazing Adventures of Kavalier and Clay” -en español, “Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay” (Mondadori, 2002. Precio de referencia, $24.000)- es una ambiciosa novela de 600 páginas, ambientada en la Nueva York de 1938 que relata las aventuras de Joe (Josef) Kavalier y Sam Clay (Samuel Klayman), dos jóvenes judíos que se plantan –más por accidente que otra cosa- a escribir un cómic protagonizado por El Escapista, peculiar personaje que –en la ficción- competirá a la par con Superman de Action y National Comics. La 2ª Guerra Mundial está a punto de estallar y la novela reconstruye muy bien esta tensión en el ambiente. La forma como los jóvenes americanos de la época ven la amenaza del III Reich y como los personajes de pulp e historietas enfrentan al casi sobrenatural enemigo en que se ha convertido Adolf Hitler. Sobre este background crece la historia de estos dos primos, el auge del personaje que crean, el éxito de su propia editorial (Empire Comics) y la posterior caída de la misma tras la Segunda Guerra Mundial. Lo interesante de la novela es que junto a los personajes de la ficción aparecen otros como Jack Kirby, Will Eisner, Stan Lee, Orson Welles y Salvador Dali que de ficción tienen nada, eso sin contar cameos de los creadores de Superman y de los dictatoriales y caricaturizados propietarios de DC Comics. Pero junto con la narración lineal hay pasajes en que el propio mundo de las historietas de Kavalier y Clay se mezclan con el real. Lo verosímil del relato desaparece en algunos capítulos y la acción se centra en las aventuras del panteón de personajes que la dupla creó a partir de El Escapista. Es como si de una página a otra saltáramos de la real Nueva York de comienzos de los 40s a la fantástica Empire City de la misma época, una ciudad sobrepoblada de vigilantes enmascarados y científicos locos.

Pero hay que aclarar. En rigor “Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay” no es una novela sobre cómics o la historia de este arte. Es el relato de dos tipos comunes y corrientes que por el azar del destino se meten en este mundo. No es una película de Kevin Smith sobrepoblada de fans y citas literales, sino la reconstrucción de la vida de unos personajes tan entrañables como extraños, sobre los cuales pende como inmenso escenario la llamada edad de oro del cómic norteamericano y la entonces recién aparecida figura del superhéroe como defensor de las costas de la democracia occidental.

Como en “Chasing Amy” de Kevin Smith, la novela comienza en una Comicon, donde Sam Clay recuerda la vida de Joe Kavalier, su compañero de aventuras y eje de la historia. Kavalier es el verdadero héroe de Chabon, no su imaginario Escapista. El libro se inicia con este joven judío nativo de Praga intentando escapar de los Nazis. El chico dibuja bien, tiene facilidades artísticas y sus padres creen que puede tener una oportunidad en América, la tierra de los sueños y la libertad –el discurso es fácil pero entendible en su contexto-, así que lo ayudan a salir de la ciudad. Imitando a su ídolo, Harry Houdini, Kavalier consigue escapar no sólo de Praga sino también de Europa, llegando meses más tarde a la Nueva York de 1938, donde conoce a su primo Sam Clay, segundo personaje de la trama y quien inspirado en las aventuras de su familiar y amigo redacta la idea de un superhéroe especializado en escapes milagrosos. Un defensor enmascarado como Batman, con la habilidad de salir de cualquier aprieto gracias a la habilidad de su mente, sus manos y el resguardo de una especie de llave mágica.

El Escapista es dibujado por Kavalier y no demora en conseguir gran éxito, logrando convertirse en una seria competencia para los populares Superman y Batman, además de otros personajes, salidos no sólo de cómics sino de publicaciones “pulp” de la época, como El Fantasma y Flash Gordon. El Escapista no tarda en parir a una serie de vigilantes urbanos, que comparten su espacio, el universo Empire, mismo nombre de la editorial que Kavalier y Clay fundarán para resguardar su exitosa propiedad intelectual y en la cual comienzan a desfilar talentos gráficos de la época como el nombrado Jack Kirby. Pero el 6 de Diciembre de 1941 estalla la guerra y Kavalier decide partir a la acción real y es acá donde su torcida imaginación lo hace combatir emulando las artes de su curiosa creación cómica. En una narración paralela, Kavalier y Clay se dedican la segunda parte del libro a combatir a los nazis, el primero en el campo de batalla real, el segundo en la fantasía de las tintas.

“Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay” es un relato hermoso acerca de dibujantes, guionistas, superhéroes y viñetas, pero también de una era curiosa y emblemática en la historia cultural de los Estados Unidos. No es una lectura difícil, pero tampoco es un libro liviano, de hecho hay partes en que la densidad y la ambición de la prosa de Chabon pueden espantar hasta el más pegado con la golden age. Sin embargo constituye en su globalidad un notable ejercicio y homenaje hacia un arte que muchos amamos. Y esto lo digo desde una perspectiva bastante personal.
Preciosista y grandioso, no deja de ser significativo que una novela sobre “dibujantes y superhéroes” se llevara el premio Pulitzer al mejor libro del 2001 y el galardón doble a la mejor novela y al mejor autor de ese mismo año del New York Book Review. Una lección mayúscula para esas academias con sabor a lata y asfalto que se afanan en seguir viendo al cómic y a los paladines enmascarados como un género menor, que no requiere ni de tiempo ni de atención. Chabon se tomó la molestia y salió ganando. Por algo será.

Tras el éxito literario de “Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay”, que fue comprada por Warner para ser adaptada por el propio Chabon, en un film que si todo sale bien debería comenzar a rodar Curtis Hanson a mediados del 2003, el autor se embarcó en dos proyectos, “Summerland”, una novela corta de fantasía para niños, al mejor estilo Tolkien y “McSweeney's Mammoth Treasury of Thrilling Tales”, una peculiar antología donde Chabon invito a colegas tan disímiles como Nick Hornby, Dave Eggert, Neil Gaiman, Elmore Leonard y Stephen King, entre otros, para contar historias de aventuras. Todo mientras se embarca en una ambiciosa novela acerca del mundo del Béisbol.

Pero Chabon no se ha quedado tranquilo en su relación con el cómic. Tras llevar al 9ª arte al universo de la literatura seria, fue fichado por partida doble por DC Comics por un lado para llevar a los “monos” las aventuras del Escapista y del resto del universo de Empire Comics y por otro para escribir el guión de una miniserie ambientada en la Edad de Oro y protagonizada por la “JSA: Justice Society of America”. Además Chabon es el autor de la idea original y del primer guión de “The Amazing Spider-Man”, la secuela de la película de Sam Raimi, protagonizada por Tobey Maguire donde de acuerdo al screenplay del escritor deberíamos ver al Dr. Octopus y a una singular versión de la legendaria Gwen Stacy.

El hacker más buscado chatea de frente

No tiene rostro ni nombre y, algunos, hasta dudan de que exista. Se esconde en la inmensidad del ciberespacio y desde allí dispara sus dardos certeros.

Se hizo conocido como el "hacker de Osorno" que se contactó con el "El Diario Austral" de esa ciudad para entregar antecedentes sobre el caso MOP-Gate. En sus manos decía tener mails entre el ex jefe de Finanzas del MOP, Sergio Cortés, y el ex director de Vialidad de ese ministerio, Eduardo Arriagada. Después arremetió con información que involucraba a Raúl Herrera, dueño de la consultora Gesys.

Este misterioso personaje sabe que está envuelto en un tema importante y que se expone a sanciones judiciales.

Sólo se comunica por mail. Desde ahí se vislumbra una actitud mesiánica en sus mensajes. "En realidad la información es tan vulnerable, y la vida está tan llena de injusticias que, cuando tienes un don, prefieres usarlo para que todos sepan las verdades que nos rodean", escribió.

En el mismo mail señala: "Mi vida es entretenida, siempre sé más de todos de lo que ellos puedan saber de mí. Siempre estaré en todas partes pero sin moverme, frente a todos los PC que puedan existir. Ellos son los únicos que nunca esconden cosas, ellos siempre todo lo saben".

De él se sabe que utilizó distintos cibercafés de Osorno y otras ciudades de la Décima Región, que antes de interceptar los mails de estos personajes estuvo "practicando" con los correos de su ex polola, que pretende seguir aportando antecedentes a la ministra y que niega que su accionar tenga fines políticos.

Encontrarlo no fue fácil. Comenzamos el intento por mail sin tener respuestas. Hasta que un par de días después recibimos un correo de vuelta. Era un extraño mensaje diciendo "Todas las respuestas están en tu computador".

Arremetimos de inmediato invitándolo a conversar en Messenger e hiriéndolo en su orgullo: "No creo que tú seas la persona que busco". Con una cuenta creada para la ocasión y bajo el Nickname de "Sergio" nos encontramos, "frente a frente", en la inmensidad del ciberespacio.

-¿Estás consciente de que te rastrean?
-Sí, pero no me interesa. Tengo un clonador de IP que dice que estoy en un lado en que realmente no estoy. Je, qué malo soy. Así que si nos están rastreando, es mejor que junten harta platita para la bencina.

-¿Por qué no usas mails encriptados para comunicarte?
-Porque no envío mails que me pongan en aprietos. Para esos casos sí tengo un correo como corresponde.

-¿Te crees una especie de justiciero de la red?
-No, sólo soy una persona a la que le gusta la verdad y que no se rían de todos.

-¿Cuál fue tu motivación?
-Ser el mejor en mi tema, autosuperarme.

-¿Y crees que eres el mejor?
-No. Falta muchooooo.

-¿Temes ir a la cárcel?
-¿He cometido algún crimen?, ¿crees eso tú?

-Yo creo que podría ser invasión a la privacidad.
-¿La verdad es un crimen? Lo de la privacidad no está penado en Chile. La ley es muy básica.

-¿Te has informado de las consecuencias legales?
-No me interesa pensar en eso. Vivo feliz y hago feliz a los que me rodean. Para qué amargarse. De que estoy asustado, lo estoy. Porque si mis amigos del MOP saben quién soy, aunque lo veo muy difícil, me matan.

-¿Desde cuándo rastreas los mails de estos personajes?
-Hace dos años.

-¿Cuántas horas le dedicas?
- "24x8" (ironiza queriendo decir que las 24 horas del día, 8 días a la semana). La verdad, tres horas al día.

-¿Y en qué cuentas de correo específicas te metiste?
-No lo puedo decir, porque pondría en alerta a los servicios que ellos emplean.

-¿Pero una o varias?
-Varias.

-¿Personales o corporativas?
-Personales y corporativas, como en el caso de Gesys.

-¿Qué vulnerabilidades pudiste encontrar?
-Errores de configuración en los servicios, accesos permitidos mediante ataques al servidor y al firewall. Estaban tan preocupado de neutralizar un ataque primario, el cual debe haber quedado registrado me imagino, que cuando les metí el secundario ya no querían más guerra. Se genera un ataque múltiple y el firewall no se puede defender correctamente. Ahí es cuando atrapo claves y todo lo que quieras.

-Pensé que habías usado el típico ensayo y error con contraseñas lógicas...
- Eso sería de muy bajo perfil. Y es tan lógico que en estos tiempos de 10 sólo 2 resultan. Necesitas algo contundente.

-¿Usaste en algún momento la ingeniería social (trampas para que los usuarios den a conocer sus datos privados)?
-Es bastante útil, pero no la utilicé.

-Pensé que habías usado un sniffer ("olfateador" de la actividad en la red).
El sniffer es entretenido, pero no me vuelve loco. El que me encanta es el "Shadow Security Scanner", es algo parecido pero no te muestra el tráfico, te delata las vulnerabilidades.

-¿Si fueras jefe de informática del MOP echarías a alguien?
-A todos. Mira lo más terrible es que estas cosas no las puedes colocar en un currículum, ¿te imaginas? Siempre te ven tan joven, te cierran las puertas.

-¿Cuántos años tienes?
-No lo puedo revelar, pero te aseguro que tengo menos que tú (30 años) y más que el de 14 (un hacker de Valparaíso). No puedo dar un solo dato que me haga cuadrar con un perfil.

-¿Qué otra información has encontrado?
La de los mails que le envié a Pancho (el periodista Francisco Reyes).

En broma digo que sé que está en un cibercafé de Osorno.

- You don't have reason. I'm in Pto. Mont, ¿o Varas? Mmm...ya ni sé dónde estoy.

-¿Qué sentirías si la jueza no da crédito a tus datos?
-Si no me dan crédito allá ellos. Cumplí con informar.

"Hablamos mañana", dice de improviso. "Porque aunque no lo creas aquí es hora de acostarse (en Santiago eran alrededor de las nueve de la noche). No estoy en EE.UU, por si acaso".

-Sergio dice: Una pregunta personal. ¿Qué piensas tú que deberían hacer conmigo?

- Alexis@mercurio dice: Es loable lo que hiciste por la búsqueda de la verdad. Pero hay un tema de vulnerar la privacidad, que aunque no sea delito si me lo hubieses hecho a mí, no estaría muy contento. Pero, como dicen, en este país nunca se sabe.

Sergio dice: Sí. Nunca se sabe.

¿Legal o no?

"En la ley 19.799, se establece que los documentos electrónicos valen igual que los en papel, con la exigencia de que estén 'firmados electrónicamente', que no es el caso", explica Renato Jijena, abogado experto en temas informáticos. Sin embargo, "siempre podrán servir de base para llegar a la convicción del juez", agrega.

Para Jijena, el joven de Osorno podría tener una salvaguarda legal. "Hacker es el que accede sin autorización a un sistema secreto o reservado, no público. Y ocurre que los mails mientras navegan, son "postales abiertas". Salvo que se los encripte o codifique (que no es el caso), añade.

Jijena señala que el actuar del hacker podría no catalogarse de "malicioso".

Sin embargo, corre el peligro de que un juez estime lo contrario. Los artículos 2° y 4° de la ley 19.223 (ley de delito informático) constituyen una mala tipificación de conductas punibles. Esto, porque "los legisladores nunca se dieron el trabajo de entender el fondo y los alcances de la criminalidad informática".

John Tu, el hombre de la buena memoria

Bajamos los escalones que nos llevan al subterráneo de uno de los edificios de Kingston, una de las más importantes empresas de memorias para computadores.

Es una bodega donde hay decenas de cajas. Pablo Huang, un empleado de origen oriental que habla un perfecto argentino, me dice "che, chilenito, aquí es donde ensaya John".

A escena salen 30 músicos chinos, vietnamitas, latinos, gringos y afroamericanos. Un gran abanico multirracial que -según comprobaría después- es tan heterogéneo como el que trabaja en Kingston.

Al fondo, sentado frente a su batería está John Tu, el jefe.

Tu, el presidente de Kingston y uno de sus dueños, es todo un personaje. Tiene sus excentricidades, como esta banda que toca música de raíces orientales, mezclada con éxitos de Tina Turner y Michael Jackson.

También posee una colección de carísimos autos, entre ellos un Ferrari, que ofrece -sin mayores problemas-para ir a dar una "vuelta a la manzana".

John Tu nació en China en 1941, pero joven sintió la necesidad de ir a buscar nuevos horizontes. Llegó a Alemania donde sacó el título de ingeniero eléctrico, pero pronto migró a EE.UU. ya que no se sentía muy cómodo en una "sociedad tan cerrada".

Logró una buena posición económica y fundó una empresa junto a su eterno socio, David Sun. La vendieron y el dinero lo invirtieron en la bolsa, siguiendo el consejo de un tal Henry.

Pero el 17 de octubre de 1987, Henry los llamó alarmados. "Ese día el mercado cayó y se produjo el lunes negro", cuenta John. "Cuando llegamos a casa de Henry para ver qué tan grave era la situación, él decía '¡lo siento tanto!' ".

Ese día perdieron US$ 1 millón cada uno y le quedaron debiendo un millón al agente de la bolsa. "Yo siempre digo que ese fue el día en que nació Kingston", afirma John.

"Todos los días nos juntábamos con David para pensar en un nuevo negocio. Un día un amigo me dijo que existía escasez de memoria para los computadores Apple", recuerda el empresario.

"Nos dimos cuenta de que era un componente sencillo. En dos días diseñamos un módulo y lo mandamos a fabricar".

Llamaron a un conocido y le dijeron que tenían memorias para vender. En menos de lo que canta un gallo lo tenían al frente, queriéndoles comprar todo su stock. "Pero tenemos un problema: sólo tenemos 15 módulos y necesitamos que nos pagues cash porque no tenemos dinero".

Cuento corto: el tipo se las llevó, pagó en efectivo y corrió la voz de que existían dos chinitos que hacían buenas memorias.

Tres meses trabajaron comprando componentes, haciendo módulos y reinvirtiendo la plata para fabricar más.

Les fue tan bien que crecieron hasta convertirse en un referente en el mercado de las memorias.

En 1996 los socios vendieron el 80% de la compañía en US$ 1,5 mil millones y dieron US$ 100 millones a sus empleados.

Tres años después, cuando el mercado tecnológico cayó, compraron el 80% que habían vendido, pagando tan sólo US$ 450 millones.

John y David hoy en día son dueños de una compañía sin deudas, con tres fábricas en Asia y una aquí, en Fountain Valley, que pueden producir más de dos millones y medio de módulos al mes. Tienen alrededor de 3.400 empleados y sus ventas en 2003 fueron de US$ 1,8 mil millones. Se dice de Kingston que son los Mercedes Benz de las memorias.

En gran medida, el éxito alcanzado por Kingston se lo deben a los altos niveles logrados en el control de calidad. Dicen que ninguna memoria se va sin ser probada.

Otra de las claves de su éxito es que lograron acelerar el proceso de manufactura de los módulos de memoria y hacer un buen manejo del stock, lo que les permite garantizar precios.

Fueron los primeros en empaquetar las memorias, un componente que regularmente se compra a granel, como quien compra manzanas. Con eso garantizaron que el producto no se va a estropear por la manipulación.

Actualmente, tres son sus líneas de productos: memorias para computadores de marcas, memorias Value RAM (las que compramos en las tiendas de partes para armar nuestro PC) y Digital Media (memorias compactas, las memorias USB y adaptadores para memorias).

Esa es la historia de cómo dos amigos armaron una empresa en el garage de su casa y cómo lograron convertirla en todo un referente en la industria tecnológica. Una buena historia que Tu podrá contarles con orgullo a sus nietos (si es que no le falla la memoria).